
Cuando el diseño se une a la empatía y la tecnología, puede cambiar comportamientos, salvar vidas y reescribir narrativas culturales. 855-HOW-TO-QUIT es un ejemplo de ello. Creada por Serviceplan Group y Plan.Net Germany para Anzen Health, esta campaña convirtió el símbolo de la adicción —la pastilla opioide— en una vía directa hacia la recuperación. El proyecto, que recibió el iF Gold Award 2025 y varios D&AD Pencils, demuestra cómo una idea simple puede generar un impacto real cuando se ejecuta con inteligencia, sensibilidad y diseño estratégico.
En Estados Unidos, más de 6,1 millones de personas sufren trastornos derivados del consumo de opioides. Cada seis minutos, alguien muere por sobredosis. Pese a décadas de campañas informativas, la crisis continúa. ¿El problema? Las iniciativas de salud pública suelen centrarse en datos o advertencias, pero pocas alcanzan el momento crucial en que el usuario aún puede elegir: justo cuando sostiene una pastilla en la mano.
Los diseñadores y estrategas de Serviceplan comprendieron que era allí donde debía intervenir la comunicación: en el punto exacto en el que la adicción se hace tangible. Y decidieron transformar el propio objeto del problema en una herramienta de ayuda.
Cada pastilla de opioide lleva grabado un código de identificación obligatorio (por ejemplo, OP, IP33 o K9). Es un sistema pensado para control farmacéutico, pero también se usa en el mercado negro como jerga callejera. La campaña 855-HOW-TO-QUIT resignificó ese código y lo convirtió en una extensión telefónica. Al marcar el número nacional 855-HOW-TO-QUIT y añadir el código de la pastilla, el usuario contacta con una persona que consiguió dejar ese mismo opioide. Escucha su historia, recibe orientación y puede conectar con servicios de tratamiento cercanos.
El gesto es tan sencillo como poderoso. Marcar un número es una acción automática, casi mecánica. La campaña aprovecha esa inercia para crear una nueva asociación emocional: del impulso de consumir al impulso de pedir ayuda. Es un caso ejemplar de diseño conductual, donde la interfaz no está en una pantalla, sino en el propio acto físico.



La dirección de arte evita los clichés del drama y el miedo. En lugar de recurrir a imágenes crudas o tonos oscuros, la estética es limpia, contenida y profesional. Fondo blanco, tipografía sans serif, líneas horizontales y verticales que evocan orden. Las pastillas, dispuestas en columnas, funcionan como elementos gráficos. Al lado, el número 855-HOW-TO-QUIT domina la composición con una fuerza tipográfica que invita a la acción sin necesidad de retórica.
El resultado es una pieza que comunica confianza y cercanía, no culpa. Cada elemento visual —espacio, proporción, alineación— refuerza la claridad del mensaje: hay una salida, y está al alcance de tus manos.



La campaña no se limitó a un solo medio. Fue un ecosistema 360° con coherencia narrativa y visual:
Todo el sistema se diseñó con una premisa: estar presente en el lugar y momento en que la ayuda es necesaria. Cada canal amplifica el mensaje sin romper la coherencia visual ni emocional.


La experiencia del usuario —tanto digital como telefónica— se diseñó para reducir fricciones cognitivas. La acción está guiada paso a paso: qué hacer, por qué hacerlo y qué ocurrirá después. En la línea, si hay voluntarios disponibles, la conversación es en vivo; si no, una grabación mantiene la continuidad del apoyo. El diseño UX se basa en claridad, accesibilidad y contención emocional. Todo lo superfluo desaparece, y la interacción se vuelve inmediata, humana y eficiente.
El sitio web sigue los principios de accesibilidad visual: alto contraste, jerarquía tipográfica clara y estructura lineal. Es una interfaz que no busca impresionar, sino acompañar.


El proyecto superó las expectativas en todos los indicadores:
Más allá de las cifras, el mayor logro fue simbólico: cambiar la percepción del acto de pedir ayuda. En lugar de un gesto de debilidad, se convirtió en una forma de valentía. La campaña transformó un código farmacéutico en un lenguaje de esperanza.



El desarrollo se extendió durante 24 meses e implicó equipos de Alemania, Estados Unidos y Reino Unido. Además de Serviceplan Group y Plan.Net, participaron Raw Materials en el diseño gráfico y JOJX en la producción audiovisual. La metodología combinó investigación en comportamiento, talleres con pacientes y validación continua del mensaje para garantizar sensibilidad cultural y precisión emocional.
El éxito no reside solo en la ejecución técnica, sino en la sinergia interdisciplinar. Estrategas, diseñadores, psicólogos y comunicadores trabajaron con un objetivo común: crear una herramienta de cambio real, no solo una pieza publicitaria.


Además del iF Gold Award 2025, la campaña fue premiada en los D&AD Awards en categorías que subrayan su carácter integral:
El jurado de D&AD lo definió como “un pensamiento creativo brillante que toma el problema y lo convierte en la solución”. Y el de iF destacó su “diseño conciso y tipografía precisa que llevan esperanza exactamente donde más se necesita”.


De 855-HOW-TO-QUIT se desprenden varias lecciones para cualquier profesional del diseño o la comunicación:

855-HOW-TO-QUIT no es solo una campaña premiada, es un modelo de cómo el diseño puede tener impacto social real. Toma el símbolo de una epidemia y lo convierte en un instrumento de redención. No grita, no señala, no culpa. Habla en el lenguaje que la gente entiende: el de la acción sencilla y la ayuda inmediata.
En una era saturada de mensajes vacíos, esta iniciativa demuestra que el verdadero poder del diseño está en su capacidad de mover a las personas a actuar. Y nos recuerda algo esencial: el buen diseño no solo informa o decora, sino que puede salvar vidas.
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