
Cada semana en Code Barcelona buscamos un proyecto que no solo destaque por su belleza, sino por su actitud. En el caso de EAT IT, lo que nos encontramos es una explosión visual que desafía los límites de la comunicación gastronómica, una oda a la identidad y a la transgresión. Creado por el estudio neozelandés Motion Sickness para la Karangahape Road Business Association, este proyecto demuestra que el diseño gráfico puede ser tan provocador como poético.
Ganador del Best Design Award 2025 en la categoría Design Communication, EAT IT no se conforma con invitar al público a comer. Lo seduce, lo reta y lo envuelve en una narrativa visual cargada de deseo, ironía y orgullo de barrio. Es una pieza que no se explica: se experimenta.
Para entender EAT IT, hay que entender Karangahape Road —más conocida como K-Rd—, el barrio más vibrante, irreverente y diverso de Auckland. Desde los años 70, ha sido epicentro de movimientos queer, arte underground, clubes nocturnos y gastronomía alternativa. Su espíritu no responde a modas, sino a una forma de vivir sin permiso.


El reto del proyecto era enorme: crear una campaña que capturara esa esencia sin convertirla en cliché. Como explicó el propio estudio, “The time had come for Karangahape Road’s take on ‘restaurant month’. So we created EAT IT — an ode to the road’s provocative attitude, powerful sexuality and one-of-a-kind gastronomical offering.”
La idea detrás de EAT IT es tan sencilla como brillante. Comer no es solo una necesidad: es un acto sensual, instintivo y emocional. Y en K-Rd, donde la gastronomía convive con clubes, arte y performance, esa conexión se vuelve inevitable.
El concepto se resume en tres ejes:



El resultado es una campaña de identidad que mezcla erotismo, ironía y sofisticación visual para celebrar lo que K-Rd realmente es: una comunidad que no teme ser vista tal y como es.
El universo visual de EAT IT está construido desde la materialidad: cuero negro, acero pulido, cadenas, tacones y brillos que remiten al mundo del fetish y la estética BDSM. Sin embargo, lejos de caer en el exceso o la vulgaridad, el tratamiento es estéticamente controlado y profundamente elegante.
El equipo creativo, encabezado por Sam Stuchbury (Director Creativo) y Hamish Steptoe (Director de Arte), junto a Freddy Riddiford en la redacción, logra una síntesis perfecta entre sensualidad y diseño. Cada fotografía es una metáfora del placer: comida, cuerpos y objetos se funden en una narrativa visual que apela al tacto más que a la vista.


Las imágenes, realizadas con un estilo cinematográfico, son densas, brillantes y calculadamente oscuras. El negro domina la composición, mientras que el color aparece en reflejos metálicos, texturas húmedas y brillos. No hay literalidad: solo insinuación.
Como afirma el propio equipo: “Suggestive and richly stylised imagery takes us on a journey deep into the world of BDSM and kink, which for decades has thrived along Karangahape.” Esa frase resume la sensibilidad del proyecto: visualmente potente, culturalmente consciente.


El texto “EAT IT” se impone en el espacio como una orden. Tipografía gruesa, sans serif, compacta. Su contundencia es deliberada: no hay florituras, solo fuerza. En un mundo de mensajes difusos, esta pieza elige la claridad brutal.
El blanco sobre fondo oscuro no solo garantiza contraste visual, sino que refuerza la estética de poder inherente al concepto. Cada palabra parece tallada en acero. No hay retórica, hay acción. El mensaje no pide: manda.
Este tono directo también se refleja en los copys de apoyo, breves, incisivos, con ritmo de tagline. “Succumb to Karangahape Road.” —“Ríndete ante K-Rd.” La campaña convierte una frase en mantra, una invitación en desafío.


Uno de los mayores aciertos del proyecto está en su fusión sensorial: los códigos visuales del diseño gastronómico se entrelazan con los del erotismo. Una fresa goteando se convierte en símbolo de deseo; una copa de vino, en metáfora de entrega. Las texturas son protagonistas: seda, piel, metal, líquido.
Los objetos —cadenas, tacones, correas— se integran con la comida de manera sutil y simbólica. No hay shock visual: hay equilibrio. Todo está milimétricamente calculado para mantener la tensión entre placer y elegancia.

Más allá de su estética, EAT IT es un acto de representación cultural. No busca “limpiar” la imagen de Karangahape Road, sino amplificarla. No convierte su identidad queer y provocadora en producto, sino en orgullo visual.
En ese sentido, la campaña es una forma de diseño social: no trata de agradar, sino de reflejar. La propia elección del lenguaje BDSM como metáfora visual se inscribe dentro de una larga historia de resistencia y expresión de libertad sexual en la comunidad neozelandesa.
EAT IT no vende comida, vende una manera de vivir y desear. Es diseño gráfico en su estado más puro: comunicación visual con contenido ideológico y emocional.

Los jueces del Designers Institute of New Zealand lo describieron como:
“An outrageously provocative invitation to K-Rd. So simple. So direct. Undeniably K-Rd in its attitude.”
Una valoración que captura a la perfección la esencia del proyecto: provocación con propósito.
Y es que lo provocador aquí no es gratuito. El erotismo no es un adorno; es el lenguaje más honesto para hablar de un lugar donde la sensualidad y la diversidad han sido siempre motor de identidad.
La campaña fue ampliamente comentada en medios y redes sociales por su audacia y elegancia, convirtiéndose en referente de comunicación urbana contemporánea. Y, sobre todo, en un ejemplo de cómo la estética del placer puede ser también una herramienta de inclusión.


Lo que hace grande a EAT IT no es solo su dirección de arte impecable, sino su coherencia total. Cada elemento visual, cada textura y cada palabra responden a una misma idea: el placer no necesita justificación.
Esa coherencia narrativa es la que convierte una simple campaña en una obra de identidad cultural. El diseño deja de ser un vehículo y se convierte en protagonista, capaz de emocionar, desafiar y representar.

EAT IT no solo celebra la comida, celebra el deseo. Es diseño gráfico convertido en poesía visual, en gesto político, en declaración de independencia estética. En una industria saturada de branding complaciente, Motion Sickness recuerda que el diseño puede ser subversivo y sofisticado a la vez.
Por eso, en Code Barcelona lo elegimos como nuestro diseño gráfico destacado de la semana: porque nos recuerda que el diseño no es solo comunicación, es una forma de sentir.
Y porque, a veces, lo más valiente que puede hacer una marca es mirar a su barrio, a su historia y a su deseo… y atreverse a decir, sin miedo: EAT IT.
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