Lejos quedaron los tiempos en los que al realizar cualquier diseño web, había que tener en cuenta que éste mismo diseño debía ser visualizado correctamente a través de nuestro "preciado" Internet Explorer.
Y es que en esa época, prácticamente la mayoría de usuarios utilizaba Internet Explorer.
Hablo de los tiempos en que Internet Explorer en su versión 6.0, era el rey de los navegadores por excelencia. Un rey un poco atontado, quizá fruto del apareamiento entre familiares de primera generación. Prácticas que la plebe no solemos entender, pero que la realeza... Bueno, solo tenéis que ver Juego de Tronos para saber de lo que hablo... O leer un poco sobre la historia en la línea sucesoria de cierta familia española.
Corría el año 2009 cuando Firefox llevaba tiempo, aunque sin mucho éxito, en su lucha para desbancar a Internet Explorer 6.0 del podio de navegadores web más utilizados. No mucho tiempo antes, Google Chrome había hecho aparición como aliado de Firefox en esa larga lucha por el poder. En esa época, Internet Explorer 6.0 iba incluido en todos los ordenadores que instalaban Windows XP, es decir, la mayoría de ordenadores.
Más allá de Internet Explorer 6.0, teníamos que lidiar con sus versiones superiores, en concreto las versiónes 7 y 8, que habían hecho aparición y no justamente para mejorar la situación, ya que cada una venia con un menú especial y variado de "desarrollador, te vamos a joder la vida" bastante extensa. El dilema era mayor, pues, el remedio fue peor que la herida. Ahora teníamos que maquetar un diseño web para que fuese visualizado correctamente en sus diferentes tres versiones, que cada una de ellas incorporaba ciertas peculiaridades en la interpretación del código CSS, y debía ser cuadrado cómo si de un cubo de Rubik se tratara. Cuando arreglabas un fallo visual en la versión 7, en la 6 y la 8 se desmontaba por ese mismo arreglo, y a la inversa.
Internet Explorer era el hijo tonto. El hijo mal criado al que debías hacerle un plato especial, por que si no, no te comía.
Realizar la maquetación CSS de cualquier diseño web, era una odisea. Había que cuadrar el mismo diseño para las diferentes versiones de Explorer, que como ya hemos dicho, no se entendían ni entre ellas. Además de cuadrar toda esa sarta de fallos visuales, luego el diseño web, debía poder ser visualizado de forma correcta en los demás navegadores decentes: Firefox y Chrome.
La mayoría de las veces, había muchos problemas, fruto de arreglar de mala manera (y única forma) reglas de CSS para Explorer. Resumiendo, diseñar y maquetar una web para los diferentes navegadores, era como ir añadiendo grados de dificultad de forma exponencial.
Por suerte las cosas han cambiado bastante, y hoy el panorama está mucho más estabilizado. Internet Explorer tan solo tiene una cuota de alrededor del 4% de usuarios navegando por internet. Y debemos reconocer, que en sus últimas versiones, aunque no soporta muchas de las nuevas funcionalidades "especiales", se comporta más o menos bien.
Podemos decir que, el maquetador de nueva generación, que se queje por la dificultad que le supone realizar la maquetación para un diseño web, se asemejaría a la generación milenial vs nuestros abuelos que hicieron la mili. Ciertamente, no le vendría mal pasar unos días con el mítico "Sargento de Hierro".